Los medios de comunicación
Es bien conocido que el estado de ánimo de una sociedad tiene una gran influencia en la marcha de la economía de un país. La confianza se recupera en la medida en que el pueblo es informado adecuadamente. Es necesario, por lo tanto, que se difunda lo que realmente sucede en el país. Este aspecto es un asunto de comunicación, ya que si se conociera que existe una Argentina profunda que crece y avanza, cambiaría sin duda el estado de ánimo de muchos argentinos que se encuentran confundidos por el permanente bombardeo de hechos negativos que difunde, repite y amplifica la prensa hegemónica, en tanto silencia sistemáticamente los numerosísimos hechos positivos que también suceden. En este sentido, un ejemplo es esclarecedor: La señora Jueza de la Corte Suprema de Justicia, la Dra. Argibay (La Nación, 24/03/09) decía entre otros conceptos que la inseguridad es exagerada e inflada por los medios de comunicación, que las buenas noticias no las dan, dan las malas noticias; que un crimen doloso que se repite durante siete días da la apariencia de tratarse de siete crímenes.
Somos conscientes de la implicancia del miedo en una sociedad. Lo decía bien una editorial del diario “La Nación” (10/12/06) cuando destacaba que: “El miedo ha sido, en todas las épocas, uno de los instrumentos de dominación más eficaces y contundentes. Quien inspira temor a otras personas tiene en sus manos, por lo general, un arma perversamente poderosa que le permite imponer su voluntad sin generar resistencias u oposiciones.” Y este es justamente el efecto que se quiere causar con la permanente negatividad de las noticias de esos medios de comunicación hegemónicos en sintonía con lo referido por el recordado Papa Juan Pablo II que en una de sus numerosas giras señaló que en el Tercer Mundo hay peligrosos desequilibrios en el sector de la información y que “hay una tendencia al ejercicio de presiones externas en el mundo de la prensa, la radio y la televisión, con la imposición por parte de los países más fuertes, no sólo de tecnología, sino también de ideas”.
No menos esclarecedor resulta lo indicado por el autor norteamericano O’Connor que en su libro “La crisis del petróleo” reproduce un interesante diálogo que sostuvieron en Chile el representante de una empresa petrolera internacional y un funcionario de ese país:
-Perfectamente. Entonces háganos un préstamo para que nosotros podamos comprar la maquinaria, replicó el funcionario chileno.
-Oh, no. Nosotros queremos el 51% del control de una compañía mixta, y el 100% del control sobre la explotación misma.
-Nosotros tenemos personal calificado de sobra (puntualiza el chileno) agregando que es un insulto a nuestras universidades y a ENAP (la empresa estatal de petróleo chileno) afirmar que nos hace falta una ayuda extranjera para extraer nuestro petróleo. Por otra parte nadie en Chile se atrevería a proponer un arreglo de esta clase ahora. ¿Por qué no encontraron ustedes petróleo cuando las concesiones estaban permitidas? ¡Nosotros hemos descubierto solos petróleo y ustedes quieren aprovecharlo!
-No se altere, no se altere. Le puedo asegurar que en lo referente a la opinión pública de Chile, nosotros somos capaces de cambiar la opinión pública de cualquier país del mundo en seis meses por medio de la radio, la prensa y la televisión.”
En cuanto a la televisión, una encuesta realizada por Gallup (La Nación, 04/02/07) sobre 1003 adultos en la Argentina de 2006, frente a la pregunta de cuál debería ser la función o misión principal de la televisión, el 33% dijo que informar objetivamente y el 31 % educar y enseñar, es decir objetivos que bajo ningún aspecto (salvo excepciones) cumple la televisión actual de Argentina.
Sobre este tema Raúl Scalabrini Ortiz decía: “Es natural que el gobernante argentino que se decida a obtener el justo precio por los productos que exportamos y a no pagar más que un precio equitativo por los artículos que importemos, deberá soportar una verdadera marejada de improperios de los diarios extranjeros que reflejan sus intereses nacionales, improperios que con morbosa complacencia suelen reproducir los diarios lugareños. Esas campañas carecen de importancia mientras el público recuerde que deben ser leídos al revés, porque así como la importación británica es la exportación nuestra y viceversa, el elogio del extranjero es indicio de que el gobernante no defiende los intereses confiados a su custodia, y al revés. Las censuras y los ataques a los gobernantes argentinos demuestran que el patrimonio argentino es defendido por sus autoridades. Irigoyen y Perón fueron duramente zaheridos… Cada vez que ha tenido ocasión de manifestarlo, el pueblo argentino ha comprobado que sabe leer al revés y siempre optó por los candidatos que el periodismo repudiaba.”
¿Cuándo la prensa hegemónica ha informado de la notable evolución económica y social del país desde el año 2003? Son demasiados hechos que “se olvidó” de dar a conocer o lo hizo de soslayo y sin darles la debida importancia, a saber:
- Aumento del crecimiento anual o PBI entre 8 ó 9 % (salvo en 2009 por la crisis mundial).
- Incremento de la inversión del 14,3% del PBI a 24,6% en 2010.
- Un crecimiento de la industria del 67%; superávit fiscal en prácticamente todos los años (salvo 2009) en un contexto de aumento del gasto público y de los salarios reales.
- Una fuerte disminución de la deuda externa, condicionante de todas las crisis anteriores, que disminuyó del 166% del PBI en 2002 a 47% en 2010, pagándose anualmente el capital y los intereses de la misma contrariamente a lo que se hacía en los gobiernos anteriores, y logrando que las reservas internacionales en divisas de país lleguen a un total de 52.000 millones de dólares mientras que en el 2003 eran de sólo 11.000 millones.
- Una enorme inversión en caminos (entre ellas la terminación de la autopista Córdoba-Rosario), viviendas (500.000 unidades nuevas), nuevas centrales eléctricas e hidroeléctricas (entre ellas la terminación de Yacyretá y próximamente la central atómica de Atucha II).
- Disminución del desempleo del 20 % en 2002 al 7,2 % actual, el trabajo en negro del 49 al 36; la creación de más de 5 millones de trabajos nuevos, jubilaciones a 2,5 millones de personas que no tenían suficientes años de aporte motivado en buena parte por las permanentes crisis que había pasado el país en los años anteriores.
- El notable acercamiento con los países sudamericanos que permitió asimismo un sustancial aumento del comercio internacional. Todo ello es demostración clara de que la prensa hegemónica del país oculta sistemáticamente los hechos positivos, enfatizando y agrandando todos aquellos aspectos negativos.
- Aumento del crecimiento anual o PBI entre 8 ó 9 % (salvo en 2009 por la crisis mundial).
- Incremento de la inversión del 14,3% del PBI a 24,6% en 2010.
- Un crecimiento de la industria del 67%; superávit fiscal en prácticamente todos los años (salvo 2009) en un contexto de aumento del gasto público y de los salarios reales.
- Una fuerte disminución de la deuda externa, condicionante de todas las crisis anteriores, que disminuyó del 166% del PBI en 2002 a 47% en 2010, pagándose anualmente el capital y los intereses de la misma contrariamente a lo que se hacía en los gobiernos anteriores, y logrando que las reservas internacionales en divisas de país lleguen a un total de 52.000 millones de dólares mientras que en el 2003 eran de sólo 11.000 millones.
- Una enorme inversión en caminos (entre ellas la terminación de la autopista Córdoba-Rosario), viviendas (500.000 unidades nuevas), nuevas centrales eléctricas e hidroeléctricas (entre ellas la terminación de Yacyretá y próximamente la central atómica de Atucha II).
- Disminución del desempleo del 20 % en 2002 al 7,2 % actual, el trabajo en negro del 49 al 36; la creación de más de 5 millones de trabajos nuevos, jubilaciones a 2,5 millones de personas que no tenían suficientes años de aporte motivado en buena parte por las permanentes crisis que había pasado el país en los años anteriores.
- El notable acercamiento con los países sudamericanos que permitió asimismo un sustancial aumento del comercio internacional. Todo ello es demostración clara de que la prensa hegemónica del país oculta sistemáticamente los hechos positivos, enfatizando y agrandando todos aquellos aspectos negativos.
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