viernes, 29 de abril de 2011

Documento 7 - Centro Raul Scalabrini Ortiz

Perón: revolucionario o reformista

- El presente documento, como los anteriores, ha sido escrito en forma especial por el ingeniero Jorge Scalabrini Ortiz, para ser difundido por nuestro CENTRO.

      ¿Qué es una revolución? Representa un cambio importante en las condiciones políticas, económicas y sociales  de una nación.  Es el derrocamiento de un régimen social y político  e instauración de uno nuevo; esta sustitución lleva consigo radicales cambios en la vida de la sociedad.
       ¿Fue el general Perón un revolucionario o un reformista?
       Raúl Scalabrini Ortiz en su libro “Yrigoyen y Perón”, decía refiriéndose a la primera presidencia del general: “F.O.R.J.A. no existe ya para lanzar su reclamo de alarma y no tendría razón para  existir. Los ideales que fueron suyos son los ideales de la revolución nacional que el general Perón con inigualable habilidad de ejecutar va realizando.”  Acotaba también:“Desaparecido Yrigoyen, poco tardó la impudicia oligárquica y la voracidad del capital extranjero en reconstruir la malla de su tutelaje y de su expoliación. Fueron años de extenso sufrir para los patriotas, en que las entregas y las renuncias se sucedían con mayor velocidad que el transcurso de los años. Para consolidar sus posiciones, la oligarquía cedió al extranjero el manejo de la moneda argentina y del crédito local, perfeccionó el monopolio extranjero de los transportes, prorrogó las concesiones eléctricas hasta el siglo venidero, multiplicó las deudas públicas en conversiones de alto margen de utilidad y distribuyó los dineros públicos entre los oligarcas endeudados. Las leyes de protección fueron anuladas en la práctica por las interpretaciones de una justicia que jamás se ocupó de otra cosa que de defender y amparar los fueros del capitalismo como lo demuestra el historial mismo de los fallos de la Suprema Corte.(…)Todo parecía perdido y aniquilado.
A pesar de ello Scalabrini  escribía en esos años: “El sentimiento que está brotando sordamente en la entraña misma de la tierra es un nacionalismo mínimo, un nacionalismo defensivo de lo que es legal y jurídicamente nuestro, un nacionalismo que quiere amparar el justo derecho de usufructuar en paz los dones de la naturaleza y de su propio esfuerzo, para mantener un  nivel  de vida compatible  con la dignidad humana. Desde ningún punto de vista puede calificarse de nacionalismo excesivo la voluntad de defender a nuestra industria, mantener el salario de nuestros obreros y su plena ocupación.”
       “Fuerzas nuevas comenzaron a brotar en la tierra argentina” que esperaban la presencia de un jefe que pudiera modificar de raíz las políticas económicas y sociales  implementados hasta entonces. Por ello le cantó al histórico 17 de octubre de l945: “Hermanados en el mismo grito y en la misma fe, iban el peón de campo de Cañuelas y el tornero de precisión, el fundidor, el mecánico de automóviles, el tejedor, la hilandera y el empleado de comercio. Era el substrato de la patria sublevado. Era el cimiento básico de la nación que asomaba como asoman las épocas pretéritas de la tierra en la conmoción del terremoto(…)”
     “El 17 de octubre de 1945 la incontrarrestable presencia del pueblo demostró que el jefe magnético había sido encontrado. Bajo su dirección el país trabajó durante diez años. Transformó su organización financiera, repatriando la deuda externa y permitiendo la formación de capitales nacionales. Transformó su economía, diversificando los cultivos, estimulando la minería, apoyando decididamente la industria. Transformó su política interna, dando acceso a los trabajadores agremiados y procurando que reflejara en sus planificaciones las necesidades del país. Transformó su estructura social con la formación de nuevas clases pudientes que no extraían sus provechos del campo. Transformó su jerarquía económica al descalificar al especulador y enaltecer a los creadores. Transformó la enseñanza superior con el alejamiento de servidores del capital extranjero y la desautorización de sus espurias doctrinas(…)  Transformó las costumbres al extender a las clases trabajadoras hábitos y recreos que habían estado reservados para los pudientes. Había un pequeño horizonte para cada esperanza. La crisálida había comenzado a romper su capullo y desplegaba sus alas. Quizás hay más diferencia entre la Argentina anterior y posterior a Perón, que entre la Francia anterior y posterior a la Revolución Francesa. Y aquí no se guillotinó a nadie.”
     Todos los hechos realizados fueron verdaderos actos revolucionarios, aunque algunos mal informados o malintencionados opinen equivocadamente que fueron sólo actos reformistas. ¿Acaso la nueva Constitución Nacional dictada en 1949 durante el  primer gobierno del general Perón fue un simple acto reformista? ¿O el revolucionario artículo 40 con  propuestas sobre las empresas de servicios públicos que no sólo se aplicaron en Argentina sino en muchas naciones sudamericanas fue sólo reformismo? Por algo decía Scalabrini: “Durante varios años el artículo 40 fue el centro de la animadversión periodística y diplomática extranjera.”
    Ahora bien, cuando el general Perón retornó definitivamente en 1973 y fue nuevamente consagrado presidente de la Nación con el 62 % de los votos de la ciudadanía, anunció el 21 de diciembre de ese año el Plan Trienal 1974-1977. En un mensaje al pueblo argentino expresó, entre otros conceptos:“No podíamos iniciar el proceso de Reconstrucción Nacional si, previamente, no adoptáramos las medidas necesarias para comenzar a devolver al pueblo algo de lo mucho que fue perdiendo a lo largo de los últimos lustros. Para el Justicialismo, el único destinatario del progreso es el hombre, y hacia él deben converger toda la acción y los esfuerzos del gobierno y de la comunidad organizada”. Enumeró un conjunto de objetivos, metas, lineamientos, orientaciones y grandes proyectos de su propuesta revolucionaria que modificaban los lineamientos políticos, económicos y sociales de gobiernos anteriores. Se planteaba, entre los principales:
  • La plena vigencia de la justicia social
  • Una fuerte expansión de la actividad económica en especial de la infraestructura energética y las producciones básicas
  • Una alta calidad de vida de modo tal que absolutamente todos tengan cubiertas sus necesidades básicas
  • La unidad nacional en cuanto a la integración física, económica, social y cultural de las diversas regiones del país
  • La democracia real de la sociedad argentina
  • La recuperación de la independencia económica, tanto en lo que se refiere al papel de la inversión y el financiamiento externo en el desarrollo nacional.
  • La integración latinoamericana para la unidad continental, que quiebre las condiciones de dependencia que afectan a nuestros pueblos
     
    Todo ello pone de manifiesto el carácter revolucionario de los gobiernos de Perón.

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