jueves, 21 de abril de 2011

Documento 6 - Centro Raul Scalabrini Ortiz


El candidato Eduardo Duhalde

     En el libro “la Revolución Productiva” que el ex presidente Menem y Eduardo Duhalde escribieran en 1989 (antes de ser electos) destacan, en la página 82, una cita  del ex presidente Perón contenida en el Proyecto Nacional que decía: “Nadie reaccionará contra el control y supervisión que el Estado realiza sobre el quehacer económico si éste es llevado a cabo no sólo con honestidad, sino también con idoneidad.” En la página 83 los autores  puntualizan que: “Si la cuestión pasa por ver la realidad sin deformaciones es preciso reconocer una premisa fundamental: el Estado debe desprenderse de aquellas áreas que no hacen a sus fines específicos. No puede administrar boîtes, poseer casas quintas, ni tener locales y oficinas desocupadas.” Siguiendo con el tema de las empresas públicas mencionan en la  página 87 : “Casos similares de Estados fuertes y con presencia en la economía podrían reiterarse en otros países desarrollados elegidos como paradigmas por quienes cuentan siempre la verdad a medias. Japón y Alemania Federal dan otra prueba del carácter central que ocupa el Estado en la diagramación de políticas y en el impulso económico. Australia, Italia, Suecia, Francia, Canadá y Bélgica también exhiben eficientes empresas públicas, que a menudo constituyen un mecanismo idóneo para redistribuir el ingreso nacional.”
      Sin embargo, al día siguiente de asumir sus cargos de presidente y vicepresidente de la Nación, el Poder Ejecutivo envió al Congreso Nacional un proyecto de Ley de Reforma del Estado proponiendo la privatización de la mayor parte de las grandes empresas estructurales del Estado, violando el compromiso tomado con sus electores. Pero no fue todo. Realizaron además una devaluación de la moneda de 250% empobreciendo a los asalariados, jubilados y personal no agremiado (el sector de trabajadores agremiados, por su organización y presión, logró paliar mejor los efectos), en contraposición absoluta con las ideas del creador del Justicialismo, el  general Perón a quién decían seguir, que en un mensaje al pueblo argentino el 4 de febrero de 1974 decía “La estabilidad de los liberales era con devaluaciones contra el pueblo: estabilidad de la miseria, de la mortalidad infantil, de la dependencia, del atraso interior, mientras se practicaba la política de la tierra arrasada. Contra esto actuamos en la coyuntura y contra esto también en la estructura. El agravante fue que eligieron para ministro de economía de la Nación a un conspicuo dirigente de Bunge y Born, una empresa exportadora directamente beneficiaria de la megadevaluación  que produjeron.
        La nueva política comenzó además con un ajuste sin precedentes en los precios de los combustibles:  a partir del 10 de julio de 1989 la nafta super aumentó un 599 % (pasó de un precio de 38,60 australes el litro a 270), la nafta común de 32 a 224 (+ 600%) y el gas oil de 22,70 a 140 (+517), generando una hiperinflación, ya que el año 1989 terminó con un incremento de los precios del 4.923 por ciento, es decir de 48 veces.
       Los argentinos tuvimos además que soportar el bochorno de ver el apoyo  a la nueva política de dos conspicuos representantes del liberalismo argentino: el tristemente célebre ing. Alvaro Alsogaray (que en las elecciones de ese año había obtenido 8 % de los votos con un programa económico que en definitiva fue el aplicado por Menem y Duhalde).  A propósito del nuevo programa económico lanzado por Menem y Duhalde, Alsogaray dijo sobre el primero: “Yo lo combatía porque creía que era peronista”. El segundo apoyo fue el  de Martinez de Hoz, ministro de Economía del Proceso, que tanto daño realizó a la economía argentina.
      El vicepresidente Duhalde fue directo partícipe de la política desarrollada por Menem pues de lo contrario, como cualquier hombre de honor, ante la flagrante modificación de lo propuesto al pueblo, y lo efectivamente realizado, debería  haber renunciado. No lo hizo y convalidó con su presencia los lineamiento de la ahora  llamada “Segunda Década Infame”, con su secuela de empobrecimiento de amplios sectores de la población, destrucción de numerosas industrias y comercios del país, extranjerización de las grandes empresas productivas nacionales como YPF, Agua y Energía Eléctrica, Gas del Estado, La Flota Mercante del Estado, Aerolíneas Argentina, SOMISA, y muchas otras.
     Años más tarde, en 2002, el candidato Duhalde fue elegido por sus pares del Senado para cumplir el resto de la presidencia del ex presidente De la Rúa. En el diario Ámbito Financiero del 7 de abril de 2003  se publicó un largo artículo titulado “La Herencia”  (referido a la herencia que dejaría Duhalde al gobierno que lo sucedería el 25 de mayo de ese año) donde se detallaban los 54 problemas que tendría el nuevo presidente – Kirchner- que “recibirá el país en las peores condiciones en que lo haya hecho un nuevo mandatario en más de 120 años”. Se puntualizaban entre otros muchos problemas los siguientes:
  • “El índice de pobreza es el más alto que se haya registrado en el país: saltó a 57,8% con la devaluación.”
  • “La desocupación es de l7,8% que sube a 23,6 % si no se considera como ‘ocupados’ a beneficiarios del plan Jefas y Jefes de Hogar”
  • “El riesgo país estará por encima de los 6 mil puntos, aunque bajará rápidamente si surge un gobierno con racionalidad económica (como efectivamente se ha dado desde la asunción del presidente Kirchner en mayo de 2003 y de  su continuadora la doctora Cristina Fernández).”
  • “Las reservas internacionales estarán(en 2003) en sólo 10.100 millones de dólares”

   ¿Cómo es posible, entonces, que el candidato Duhalde ataque al actual gobierno que ha aumentado el crecimiento argentino, expresado por el PBI entre 8 y 9 % anual desde 2003, con la única excepción durante 2009 por efecto de la crisis mundial; que haya bajado la desocupación al 7,4 % actual, que la pobreza haya disminuido a menos del 10 %; que el riesgo país haya bajado a unos 500 puntos, que las reservas internacionales crecieran hasta alcanzar 52.000 millones de dólares a pesar de haber desendeudado al país desde un 159 % a 45 % en la actualidad, que se crearan 5 millones de nuevos trabajos, que la participación de los asalariados en el ingreso nacional  pasara del 34 al 44 % del PBI, que el trabajo en negro que en 2003 era del 49% bajara a 36% en la actualidad por el amplio operativo de regulación que están efectuando los responsables de la fiscalización, que se incorporara a 2,4 millones de personas al sistema jubilatorio por ser amas de casa o por haber sido afectados en sus empleos por las numerosas crisis que ha sufrido el país y no tener consecuentemente los 30 años de aporte que exige la ley.
      ¿Se puede decir entonces que ha habido coherencia por parte del candidato Duhalde; se puede confiar  en las nuevas promesas que actualmente hace a la ciudadanía cuando en l989 fue parte de una violación clara de las promesas electorales y como vicepresidente de la Nación  responsable del tremendo ajuste sobre los salarios y las jubilaciones fruto de la irresponsable megadevaluación del 250 % (megadevaluación que repitió en 2002 cuando asumió la presidencia de la nación) y los ajusten del 600% en los precios de los combustibles?

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